Introducción al mundo de las dictaduras

En este blog trataremos de ayudaros a descubrir y profundizar un poco más en eso que ya conocemos. La dictadura no es sólo como siempre hemos creído un único hombre que dirige a su antojo un país sino que detrás de todo eso hay mucho más, una estructura de gobierno.
A la par, iremos introduciendo información sobre los contenidos vistos en clase e investigaciones de temas que nos han llamado la atención.
Esperemos que lo disfrutéis.

lunes, 20 de diciembre de 2010

La población española sufrió una profunda transformación. El consumismo presidió la vida de los españoles frente a la simple supervivencia de la época anterior. El ejemplo típico fue la adquisición de un automóvil, teniendo en el famoso Seat 600 el caso más conocido. El consumismo conlleva un cambio de mentalidad y sustituye a los valores tradicionales del primer franquismo. Además surgió una nueva generación que o no vivió la guerra o eran muy pequeños entonces y pedían o demandaban cambios y mayores cotas de libertad.

También favoreció la modernización de la sociedad la apertura al exterior a través del turismo que en los años sesenta vivió un auténtico boom. El contacto con estos ciudadanos de Europa marcó la vida de los españoles que veían en estos países el modelo a seguir, y no sólo en cuanto a las modas.

La inauguración de TVE en 1956 fue otro símbolo del consumo y de la modernización. El poseer el famoso aparato se convertía en la aspiración máxima de todo trabajador y a la vez, aunque controlado por el régimen, era una ventana abierta al mundo.


Por último, otro síntoma de que la sociedad estaba cambiando fue el aumento importante de la población activa femenina, la incorporación de la mujer al mercado laboral rompía con una de las características más destacadas del primer franquismo, ya que con el Régimen, la mujer pasó a asumir el papel de madre y esposa y dejó de tener los derechos que la Constitución de 1931 le había otorgado. Muchas de ellas murieron por ser republicanas, unas por ejercer la militancia o la práctica política y otras por ser parientes de hombres de izquierdas. Y muchas fueron condenadas al ser delatadas por conocidos o incluso parientes temerosos de las represalias por conocerlas. Las mujeres republicanas fueron llamadas las nuevas Eva, que parirían hijos enemigos de España, y por ello les rapaban la cabeza y les daban aceite de ricino, para pasearlas después por las calles con el fin de humillarlas.


Además de todo esto, las mujeres casadas no tenían el acceso al mercado laboral. Con el Fuero del Trabajo promulgado en 1938, el Estado reguló el trabajo a domicilio, sólo podían trabajar las mujeres solteras o viudas, además, si se casaban, debían firmar su despido voluntario un mes antes del enlace, según lo dictaba la Ley de Reglamentaciones Laborales de 1942, y para acceder a él, dos años después, la Ley de Contratos de Trabajo decía que debían contar con la autorización del marido. Además los sueldos eran más bajos.

La familia era una jerarquía en la que la mujer estaba supeditada al varón y los hijos a los padres. La labor de la mujer era la de satisfacer a su marido. La revista de la Sección Femenina, liderada por Pilar Primo de Rivera, enseñaba a las mujeres a comportarse, sometidas al hombre.


En 1937 se creó el Servicio Social de la Mujer, liderado por Mercedes Sanz Bachiller y Javier Martínez de Bedoya, fundadores en 1936 de Auxilio Social, para conseguir mano de obra femenina gratuita, y era obligatoria para mujeres de edades comprendidas entre los 17 y los 35 años de edad, eso sí, que estuvieran solteras, y trabajarían en hospitales, comedores… En 1941 se creó el Patronato de Protección de la Mujer, en el que había muchos eclesiásticos para atraer a la mujer hacia la Iglesia y apartarla de los vicios. Las mujeres de clase media y alta trabajaban en la Acción Católica, asistiendo a los desfavorecidos de la clase obrera, y visitando a los vencidos en la guerra.

La situación laboral de la mujer mejoró en 1959 con el Plan de Estabilización, en 1961 con la Ley sobre Derechos Políticos, profesionales y Laborales de la Mujer, que acababa con la discriminación salarial y de acceso al trabajo, aunque continuaba en vigor la necesidad de la autorización del marido. Esta obligación se mantuvo hasta 1976, cuando entró en vigor la Ley de Relaciones Laborales. También fue importante en 1963 el Plan de Desarrollo, ya que se necesitaba más mano de obra y se recurrió a la mujer para ello.

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